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El bienestar animal, un llamado a la acción conjunta

Colombia es un país de contrastes, donde la diversidad cultural y geográfica nos ofrece un paisaje enriquecedor y lleno de oportunidades. Sin embargo, en medio de esa riqueza, existe una situación preocupante y que no puede pasar desapercibida: el bienestar animal en los centros poblados y ciudades. A pesar de la creciente preocupación de la sociedad y las autoridades, aún existen desafíos importantes que superar en esta materia.

El bienestar animal en Colombia es una realidad que requiere de esfuerzos concertados por parte de la ciudadanía, las autoridades y las entidades privadas. En particular, se necesita una mayor voluntad política y recursos para proteger a los animales que habitan nuestras calles, así como a aquellos que son víctimas de maltrato y abandono.

La política de protección animal de Pereira es un ejemplo de éxito en el país, y su modelo debería ser replicado y ampliado a lo largo y ancho del departamento de Risaralda. Además, la articulación entre la autoridad ambiental y la policía es fundamental para garantizar un enfoque holístico y completo en la protección de nuestros animales. También, se requiere la creación de una red de albergues que cumplan con requisitos mínimos de seriedad, transparencia, solvencia administrativa y operativa, en los cuales el departamento y el municipio pueda invertir recursos y transferir conocimiento.

Este artículo de opinión pretende ser un llamado a la acción, una invitación a reflexionar sobre la responsabilidad compartida que tenemos como ciudadanos en el cuidado y protección de los animales. Aunque la situación actual es crítica, es posible cambiar el rumbo si actuamos de manera conjunta y decidida.

No podemos permitir que la indiferencia y la desidia sigan marcando la realidad de nuestros animales. Los esfuerzos aislados son insuficientes, y necesitamos sumar nuestras voces y acciones para generar un cambio real y significativo. La protección animal es una tarea que nos compete a todos, y como sociedad, debemos asumir el reto de velar por el bienestar de aquellos seres que no tienen voz.

Hagamos un recuento de lo que podemos hacer para contribuir al bienestar animal. Como ciudadanos, podemos adoptar y no comprar animales, denunciar el maltrato y abandono, y educar a las nuevas generaciones sobre la importancia de respetar y cuidar a los animales. Las autoridades, por su parte, pueden fortalecer las políticas y programas de protección animal, implementar acciones de control y vigilancia, y promover acciones disruptivas y por supuesto incentivar la participación ciudadana en la toma de decisiones.

A su vez, las entidades privadas pueden trabajar de la mano con las autoridades y la sociedad civil para crear albergues y centros de atención, fomentar campañas de esterilización y adopción, apoyar investigaciones y proyectos en pro del bienestar animal. La colaboración entre los diferentes actores es clave para lograr una solución efectiva y sostenible a la problemática del bienestar animal en Colombia.

Es tiempo de actuar y dar un paso al frente por nuestros animales. La situación puede parecer desalentadora, pero si nos unimos y trabajamos en conjunto, podremos lograr un cambio significativo en la vida de estos seres vulnerables. No se trata solo de una cuestión de responsabilidad moral, sino también de construir una sociedad más justa, equitativa y consciente de la importancia del bienestar animal en nuestro entorno.

En este sentido, es fundamental que cada ciudadano se involucre y se comprometa con la causa, aportando su granito de arena en la lucha por el bienestar animal. No importa qué tan pequeña sea la acción, cada esfuerzo cuenta y puede marcar la diferencia en la vida de un animal que lo necesita.

El bienestar animal en Colombia es un desafío que debemos enfrentar juntos. La clave para lograr un cambio real y duradero radica en la unión de esfuerzos, la colaboración entre diferentes actores y el compromiso de cada ciudadano con la causa. No perdamos la esperanza, pues juntos podemos construir un futuro mejor para nuestros animales y, en última instancia, para nosotros mismos.

Quiero aprovechar esta columna para presentarles uno de los albergues a los cuales procuro ayudar en la medida de mis capacidades. Ahora, si a bien tienen ustedes hacerlo, los invito a contactar a Doña Claudia Pacheco, quien con todo el amor del mundo les contará sobre su labor y amor por "sus peludos".