El empresario petrista
Sí, parece una contradicción; un empresario que se ufana de ser petrista. Yo me pregunto, ¿si le revisamos su nómina, sus contratos laborales, los beneficios extralegales para sus empleados, sus políticas de redistribución de dividendos, su récord fiscal, qué encontraríamos? ¿Quizás prácticas cuestionables o simplemente un seguimiento estricto a la normativa, sin nada que destacar? Tal vez encontremos que ya implementaron lo planteado en la reforma laboral que aún se debate, que resultan ser empresas pioneras en innovación social.
¡Seguro que sí!
Quizá se trate de empresas con una competitividad sin igual, todas navegando en vastos océanos azules, exportadores exitosos (observen cifras DANE, caímos 32%), incluso unicornios de la industria. O podría ser que si desmenuzamos esos datos, descubrimos una realidad decepcionante. Tal vez no son más que otra maltratada empresa nacional, adoptando una postura de arribista, esperando que algo de los recursos del estado les caiga en su regazo.
La verdad, no lo entiendo. Quizá yo sea muy ignorante, pero no tiene sentido celebrar, apoyar, y en algunos casos financiar, este atentado al aparato productivo nacional. Tampoco entiendo su postura agresiva y violenta frente a los empresarios que no optamos por apoyar ese modelo “anacronico”.
Tal vez esto es lo que pretenden, siguiendo la vieja máxima del barón de Rothschild, “Compra cuando hay sangre en las calles, incluso si la sangre es tuya”. A estas alturas de desgobierno, nada me sorprende.
Por supuesto, se podrían alegar motivaciones de justicia social y responsabilidad corporativa. Pero si eso es cierto, sus prácticas empresariales y comerciales deberían reflejar estas nobles intenciones. De lo contrario, estamos simplemente ante un oportunismo descarado. A mí que me muestren los libros y ahí si nos sentamos a debatir.
Y no, no debemos permitir que esta incongruencia pase sin crítica aduciendo libertades constitucionales. La diversidad de opiniones es necesaria en una democracia, pero no podemos dejar de cuestionar y examinar las motivaciones y las implicaciones de estas posturas, especialmente cuando parecen contradecir toda lógica, además del interés común; ayudando a socavar el ecosistema empresarial.
Es hora de dejar de lado la retórica vacía y exigir resultados tangibles. No podemos permitir que estos empresarios petristas se escuden en una supuesta justificación ideológica sin ser coherentes con sus prácticas empresariales. La sociedad necesita empresarios comprometidos con el bienestar colectivo, dispuestos a generar un impacto positivo en la sociedad a través de sus acciones, y esto pasa lejos de hacer apología a un modelo fatídico.
La hipocresía del empresario petristas es un problema que no puede ser ignorado. Es hora de enfrentar directamente a aquellos que, bajo la bandera del progresismo, pretenden pintar su empresa de social, verdes, inclusivas. La sociedad necesita empresarios que respalden con acciones concretas sus palabras, que impulsen un cambio real y contribuyan positivamente al desarrollo del país.
No hace falta esperar reformas, leyes o mesías, solos como ecosistema podemos avanzar hacia una sociedad justa y equitativa, donde la ética empresarial y la responsabilidad social sean prioritarias, donde sobran estos discursos moralistas, las posturas ambivalentes y los ataques mezquinos a quienes no apoyamos este modelo.
Empresario pretrista, muestre los libros… “Put your money where your mouth is”.
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