
Las Lecciones Aprendidas del GWS 2023: Un Espejo al Futuro del Agua Potable
Como miembro de la junta directiva de Aguas y aguas de Pereira, y habiendo tenido la oportunidad de participar en el Global Water Summit (GWS) de 2023, me siento impulsado a compartir mis impresiones y reflexiones sobre este evento de gran relevancia para el futuro del agua potable en nuestro planeta.
En primer lugar, el GWS 2023 fue una confirmación de una verdad universal que todos compartimos: somos una especie basada en agua. Durante este evento, tuvimos la oportunidad de unirnos al grupo de líderes mundiales del agua y de participar en la creación del club de las 300 empresas de acueducto más importantes del mundo. Este privilegio no solo nos ha permitido abrir puertas inusitadas, sino que también nos ha dado una visión de los retos, los métodos y las formas en que los grandes acueductos del mundo están enfrentando sus desafíos.
Una de las lecciones más valiosas que he sacado de este evento es que, independientemente del tamaño o la ubicación de nuestras organizaciones, todos compartimos los mismos desafíos en términos de pérdidas técnicas y comerciales, y en control de costos de potabilización. Pero lo que me sorprendió aún más fue la escala de algunas de estas entidades: empresas con más de 30 millones de clientes, miles de empleados y miles de kilómetros de redes.
Durante el segundo día del evento, tuve la oportunidad de entender hacia dónde se dirige la industria del agua. Con sorpresa y asombro, descubrí que buena parte del mundo ha abierto sus puertas a modelos de Alianzas Público-Privadas (APP) para la operación de sus sistemas de acueducto y alcantarillado. Antes de llegar aquí, creía firmemente que la soberanía hídrica no debía pasar por las manos de los privados. Sin embargo, estos casos de éxito y desarrollo cuentan otra historia, una que deberíamos considerar en nuestro país.
La desalinización también fue un tema recurrente en el GWS 2023, en el marco de los desafíos hídricos que afrontamos, se está convirtiendo en un componente crítico de nuestra estrategia global para garantizar un futuro sostenible en términos de agua. Fue particularmente revelador constatar que más del 50% de los países presentes están invirtiendo profundamente en sistemas de desalinización. Países como Arabia Saudita y Qatar, entre otros en la región árabe, dependen en gran medida de estos sistemas para asegurar su suministro de agua.
Aunque la desalinización no es una solución mágica y conlleva sus propios desafíos, como el costo energético y el manejo de la salmuera resultante, es innegable que juega un papel crucial en el abordaje de la crisis hídrica. Por lo tanto, es imprescindible continuar la inversión y la investigación en tecnologías de desalinización más eficientes y sostenibles, ya que representan una parte esencial de la solución a largo plazo para la gestión del agua en nuestro planeta cada vez más sediento.
El tercer día reafirmó una realidad ineludible: el cambio climático es un hecho. Ya no es un tema de academia, es un hecho que forma parte de nuestras vidas diarias y que exige nuestra atención. Esto nos lleva a cuestionamientos críticos sobre cómo gestionamos y valoramos el agua en nuestras sociedades.
El tema de tarifas estuvo presente y cuando se trata de tarifas y modelos de pago, Colombia se destaca como un modelo bastante desarrollado en comparación con muchas otras naciones. En el mundo no todos utilizan precios diferenciales y menos aún basados en la capacidad de pago o nivel socioeconómico. A este respecto, Colombia lleva una ventaja considerable.
Sin embargo, la situación en Colombia también presenta ciertos desafíos únicos. Colombia es un modelo atípico y disruptivo en comparación con los modelos globales en lo que respecta al acceso al agua como derecho fundamental. El tema del “Mínimo Vital” y las conexiones ilegales protegidas por los jueces son aspectos bastante exóticos en el contexto global. De hecho, son vistos con recelo, ya que suponen un riesgo latente para la sostenibilidad del sistema y la infraestructura en sí.
A lo largo del GWS 2023, quedó claro que debemos dejar de regalar el agua. Si bien el agua es un derecho, también es una realidad que garantizar su calidad y disponibilidad es un desafío costoso que se incrementa con los años. En Colombia, el balance entre garantizar el acceso al agua y mantener la sostenibilidad de los sistemas de suministro de agua es un desafío constante, esa agüita reglada alguien la termina pagando.
En última instancia, este debate sobre las tarifas y el acceso al agua en Colombia refleja la tensión global entre los derechos humanos y la sostenibilidad ambiental. A medida que avanzamos, es crucial que encontremos formas de equilibrar estos dos imperativos, garantizando tanto el acceso universal al agua como la gestión sostenible de nuestros recursos hídricos.
El GWS 2023 ha sido una experiencia enriquecedora que ha abierto mi mente a la realidad que pronto enfrentaremos. Me ha mostrado que el “tema del agua” en Colombia aún no es un asunto crítico en las agendas legislativas o políticas, pero estoy convencido de que pronto lo será. Mientras tanto, nos corresponde a nosotros, los “líderes del agua”, seguir trabajando para proteger este recurso vital.
Estoy deseoso de poner en marcha todas las lecciones aprendidas y las oportunidades que se abrieron en este congreso. El futuro del agua está en nuestras manos, y cada paso que tomemos hacia su protección y gestión eficiente será un paso hacia un futuro más sostenible para todos nosotros.
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