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El terreno entrelazado

Como les había comentado hace algunas semanas, esta situación política que vivimos como país y el contexto social global que se puede evidenciar, me ha llevado a releer obras que me ayuden a entender un poco, o a lo sumo, abordar desde otras ópticas los sucesos y tratar de entender tanta locura. Pues bien, en ese proceso he llegado a construir esta tesis que bien podría parecer conspirativa, sin embargo, la evidencia yace allí… Aquí vamos.

Como un juego de ajedrez meticulosamente ejecutado, las teorías políticas parecen estar siendo maniobradas en un tablero que ha sido pre configurado para la derrota de los jugadores de centro y de derecha ideológica. La izquierda radical ha jugado su juego con precisión y perspicacia, estableciendo un escenario en el que la batalla se libra en un terreno que han seleccionado, diseñado y entrelazado con sutilezas insidiosas, atrapando al oponente desprevenido.

Este es el escenario en el que nos encontramos hoy, un terreno que recuerda las teorías de batalla del antiguo general chino Sun Tzu en su obra "El arte de la guerra". Tzu describió un terreno conocido como "terreno entrelazado", un terreno en el que, una vez que entras, ya no sales. Así es como la izquierda radical ha diseñado su batalla, obligando a sus oponentes a luchar en un terreno que ellos mismos han preparado cuidadosamente.

El terreno que una vez fue familiar y reconocible para todos, como el de los pilares institucionales y democráticos, las elecciones a corporaciones públicas, el Congreso, las altas cortes, la fiscalía, la contraloría, la procuraduría, la registraduría, ahora resulta que no sirven, no son legítimas, pues según ellos todas sucumbieron a ente la elite oligarca y corrupta; todo se ha transformado en un campo de batalla desconocido.

Se ha diseñado un terreno entrelazado que, procura deslegitimar sistemáticamente las instituciones democráticas, despojándolas de su poder y relevancia, para promover la falsa idea de que estas instituciones han sido corrompidas, cooptadas, destruidas desde dentro y por ende ya no son válidas.

Este ingenioso y astuto despliegue de estrategia ha logrado convencer a muchos ciudadanos de que las instituciones de nuestra democracia, esas que una vez valoraron han sido cooptadas y corrompidas, dejándolos desconectados y desarraigados de lo que alguna vez les enseñaron era el estado social de derecho, el Estado, la democracia. Y entonces, en lugar de confiar en estas instituciones, se les ha llevado a creer que los pululantes movimientos sociales progresistas y radicales son las nuevas y legítimas instituciones.

Las implicaciones de esta estrategia son profundas y de largo alcance. En este terreno entrelazado, aquellos que se oponen a las ideologías de la izquierda radical se encuentran desprovistos de armas y argumentos efectivos. Han sido arrastrados a este campo de batalla, sin una forma clara de salir.

Y fue solo cuestión de tiempo, la izquierda radical, habiendo preparado cuidadosamente este terreno, ahora ocupa una posición de poder sobre los pilares tradicionales de la democracia, y además sobre estos nuevos pilares de pseudo-institucionalidad.

Lo logran presentando la falsa narrativa de que estas nuevas formas de lucha son los verdaderos pilares de un Estado, que son las banderas legítimas del pueblo, han logrado desviar la atención del terreno de batalla tradicional y han iniciado una batalla por el poder y el control político de un Estado en un terreno que ellos mismos han creado.

Los ciudadanos incautos y en general la población juvenil ha sido persuadida de que los nuevos “pilares” institucionales como, movimientos feministas radicales, de igual de género, animalistas sin contexto, guerrilleros, el "neo progresismo", y otros más sofisticados, como por ejemplo Ministerios de la Igualdad, son los legítimos y son presentados como el deber ser; lo legitimo, dejando en la periferia las instituciones democráticas tradicionales que han sido el cimiento de nuestras sociedades por siglos.

En este nuevo escenario, nos encontramos rodeados por todos los flancos. Nos enfrentamos a movimientos en cada sector: religioso, cultural, social, educacional, político, recreativo. En todos lados vemos surgir nuevos movimientos que se presentan como legítimos y que reclaman ser la nueva norma, ser el interlocutor veraz.

Por lo tanto, si trazamos un paralelo con las teorías de Sun Tzu, parece que nos hemos dejado meter en un terreno del cual deberíamos haber salido apresuradamente. Pero ahora estamos atrapados, rodeados y desprovistos de armas efectivas.

En términos de estrategia, la batalla parece estar perdida. Pero daremos la pelea.